Si fuera escritora hablaría de "Magdiel", un niño de 3 años, quien se involucraba en las actividades del salón, demostraba felicidad y alegría, comprendía las instrucciones, solo tenía un pero, su papá. Éste lo retiró del programa, y por más que le insistí a que desista de aquella decisión, como maestra, no pude convencerlo a que su niño permanezca en el programa, ni siquiera me dejó conversar con la mamá del niño. Ante esta situación pensé, en nuestra manos está la felicidad de nuestros niños.
Si fuera escritora hablaría de "Magdiel", un niño de 3 años, quien se involucraba en las actividades del salón, demostraba felicidad y alegría, comprendía las instrucciones, solo tenía un pero, su papá. Éste lo retiró del programa, y por más que le insistí a que desista de aquella decisión, como maestra, no pude convencerlo a que su niño permanezca en el programa, ni siquiera me dejó conversar con la mamá del niño. Ante esta situación pensé, en nuestra manos está la felicidad de nuestros niños.